El origen terapéutico del vino en Australia

Más del 60% del vino australiano procede de bodegas fundadas por médicos. En la actualidad 160 médicos australianos son al mismo tiempo empresarios vitivinícolas

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La historia del vino y de la viticultura australiana es única, y no sólo por ser la más reciente entre los actuales países viticultores, sino sobre todo, por estar estrechamente ligada a las cualidades saludables y curativas el vino.

Más del 60% del vino producido actualmente en Australia procede de bodegas que fueron fundadas por médicos, entre ellas, las tres más importantes del país: Lindemans, Penfolds y Hardys.

Todo empezó en 1787, cuando la primera flota de barcos colonizadores cargados de presos zarpó desde Inglaterra hacia Nueva Gales del Sur.

El médico que estaba a cargo de la salud de los convictos, de la tripulación, de los soldados y de los pasajeros libres era el Dr. John White, quien antes de zarpar, en una carta al gobernador Phillip, mostró su inconformidad con las provisiones previstas, pidiendo más arroz, cebada, té, especias y vino.

Durante todo el viaje el vino fue utilizado como medicina, a fin de evitar la desnutrición y las enfermedades.

El 20 de Diciembre de 1787 el Dr. White anotaba en su diario: "El escorbuto se ha hecho presente en estos días, principalmente entre los muy enfermos de disentería, pero lo estoy controlando con buen vino, el cual es un antiescorbútico excelente".

Tan eficaz fue la labor del Dr. White que sólo murieron 24 de los 775 presos, cifra que contrasta con las de otros viajes a cargo de médicos menos avezados pues en algunas travesías llegaban a morir hasta un tercio de los presos y era frecuente que otro tercio tuviese que ser hospitalizado a su llegada por estar gravemente enfermo.

El punto crucial ocurrió con motivo del viaje del Surrey, que zarpó con 200 presos varones el 22 de Febrero de 1814.

Cuando finalmente el barco llegó a Australia gran parte de los presos habían muerto, además del capitán, dos contramaestres, el médico de a bordo, cinco marineros y seis soldados.

El Gobernador Macquarie ordenó una investigación, que le fue encargada al Dr. William Redfen, el médico más prestigioso de Sydney.

Redfen descubrió que el capitán había vendido en Río de Janeiro y en Ciudad del Cabo parte de las provisiones, entre ellas casi todo el vino, desoyendo las protestas del médico.

En el informe final de Redfen, éste hacía once recomendaciones al gobernador, entre ellas que a todos los convictos se les suministrara cada día un cuarto de pinta de vino, así como zumo de limón.

Además se estableció que en los asuntos de salud y nutrición la autoridad del médico no estaba supeditada al capitán.

Las recomendaciones de Redfen adquirieron calidad de ley y desde entonces contribuyeron a salvar las vidas de muchos convictos que serían desterrados a Australia.

También contribuyeron a que muchos médicos militares que tras la derrota de Napoleón se habían quedado sin trabajo, se emplearan en los barcos que transportaban presos a Australia, y al llegar a la jubilación se afincaran en el país austral.

Curiosamente William Redfen, en sus últimos días se dedicó también a la viticultura.

En la actualidad, 160 médicos australianos son al mismo tiempo empresarios vitivinícolas.

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