La relación cerebro-corazón: una nueva visión sobre el consumo de alcohol y la salud

Investigadores proponen un nuevo mecanismo por el que el alcohol podría beneficiar al corazón

Miércoles 06 de Septiembre de 2023

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El vínculo entre el consumo moderado de alcohol y la salud cardiovascular ha sido objeto de estudio durante décadas. Se ha descubierto que pequeñas cantidades de alcohol pueden incrementar el colesterol HDL, también conocido como el "colesterol bueno", e inhibir la formación de coágulos sanguíneos que podrían causar un infarto o un accidente cerebrovascular. Sin embargo, un estudio reciente publicado en junio en el Journal of the American College of Cardiology sugiere que hemos pasado por alto una pieza esencial del rompecabezas científico.

Científicos del Hospital General de Massachusetts han descubierto que el consumo de alcohol reduce la señalización del estrés en el cerebro, específicamente en la amígdala, que es un impulsor clave de problemas cardiovasculares. Se encontró que un consumo ligero o moderado de alcohol estaba relacionado con un 21.4% menos de riesgo de sufrir eventos cardiovasculares adversos mayores en comparación con un consumo nulo o mínimo.

Aunque investigaciones anteriores han descrito cómo el alcohol disminuye la actividad de la amígdala a corto plazo, este es el primer estudio que muestra el efecto beneficioso y duradero del alcohol sobre el estrés cerebral y cómo ese efecto se relaciona con la salud cardiovascular.

Conexión cerebro-corazón

El estudio propone un nuevo mecanismo mediante el cual el alcohol en cantidades moderadas podría mejorar la salud del corazón. El estrés crónico aumenta la actividad cerebral en la amígdala, una parte del cerebro estrechamente vinculada al miedo y la ansiedad. Esto puede llevar a una inflamación dañina y otros efectos negativos. Problemas como la hipertensión, la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares son algunos de los efectos posibles de esta señalización de estrés elevado. Al reducir la actividad de las redes neuronales asociadas al estrés en reposo, el consumo de alcohol disminuye el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares adversos mayores.

La ansiedad está relacionada con niveles más altos de señalización de estrés. Los consumidores ligeros y moderados con antecedentes de ansiedad experimentaron casi el doble del beneficio del alcohol en comparación con aquellos sin ansiedad. Los doctores Michael Osborne y Kenechukwu Mezue, autores principales del estudio, señalaron que si bien este hallazgo respalda su hipótesis, "no implica que aquellas personas con ansiedad deban ser alentadas a consumir más alcohol".

Métodos empleados

Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron datos del Biobanco de Mass General Brigham, proyecto que ha recopilado información sanitaria de más de 135,000 participantes hasta la fecha. Del total, examinaron datos de más de 50,000 participantes, poco más de la mitad eran consumidores ligeros o moderados de alcohol. A partir de este amplio grupo, recolectaron datos de imágenes cerebrales de aproximadamente 750 individuos para investigar la relación entre el consumo de alcohol, la reducción de la actividad neural relacionada con el estrés y la mejora de la salud cardiovascular.

Se controlaron múltiples variables, como el estatus socioeconómico, la genética, los hábitos de vida y condiciones de salud. A pesar de considerar estas variables, el vínculo entre el consumo moderado de alcohol, la reducción del estrés cerebral y la mejora de la salud cardiovascular se mantuvo significativo. Además, se tuvo en cuenta el sesgo de "abandono por enfermedad", considerando a aquellos que dejaron de beber debido a problemas de salud relacionados con el alcohol.

El estudio no diferenció entre los tipos de alcohol consumidos, lo que hace difícil establecer si los resultados varían según se consuma vino, cerveza o destilados. Tampoco se determinó la cantidad exacta de alcohol que maximiza los beneficios para la salud.

Implicaciones para quienes consumen vino

Esta investigación trae noticias alentadoras para quienes disfrutan del vino con moderación y están preocupados por su salud cardiovascular. Al descubrir un nuevo mecanismo a través del cual el alcohol podría reducir el riesgo de problemas cardíacos, la investigación respalda la idea de que una o dos copas de vino al día pueden ser parte de un estilo de vida saludable.

No obstante, los investigadores recalcan que sus resultados no deben interpretarse como una invitación a comenzar a beber para quienes no lo hacen. Resaltan que el consumo de alcohol conlleva riesgos para la salud, sobre todo el desarrollo de ciertos cánceres, y hacen hincapié en los efectos destructivos de un consumo elevado. Por ello, sugieren más estudios sobre intervenciones que actúen de forma similar en la señalización del estrés cerebral, pero sin los posibles efectos perjudiciales del alcohol, como podría ser el ejercicio, el yoga o la meditación.

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