Viña Pedrosa, pasión por el terruño

Tradición y respeto a la tierra son las claves para lograr un equilibrio natural que se verá reflejado en sus vinos. En Viña Pedrosa todo parte por mimar el viñedo.

David Manso

Lunes 23 de Octubre de 2023

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Viajo al corazón de la Ribera del Duero para conocer el trabajo de Bodega Hermanos Pérez Pascuas Viña Pedrosa, una bodega familiar que cuenta con una larga trayectoria en el cultivo de la vid y que la familia Pérez Pascuas fundó hace ya más de cuatro décadas, donde el respeto por la viña es a su vez el origen y un principio fundamental para la elaboración de sus vinos.

Nada mejor para entender un vino que acudir a su origen, al terreno que lo ve nacer. Bajo esta premisa, me sumerjo en los viñedos de Viña Pedrosa en la localidad burgalesa de Pedrosa de Duero. Con un total de 124 ha. en propiedad de Tinta fina repartidas en varias localizaciones, el cultivo en vaso es el predominante por decisión propia, algo que la familia mantiene generación tras generación pese a ser este más laborioso, pero que, junto a las prácticas sostenibles empleadas en el viñedo como la cubierta vegetal, las podas, tanto de invierno como en verde, y el empleo de prácticas sostenibles, hacen que el resultante final, en este caso la uva, presente altos estándares de calidad, algo que se verá reflejado en sus vinos. El objetivo final tras años de trabajo en Hermanos Pérez Pascuas es certificar sus viñedos en ecológico, algo que está en vías y que pronto será una realidad.

Esta dedicación, este esfuerzo, se vislumbran a primera vista. Mientras las parcelas de Viña Pedrosa presentan sus viñas con vigor y envueltas en tonos verdes intensos, las colindantes se muestran más apagadas, ya de color marrón, como si hubieran entrado en fase de agostamiento. En años como este, en los que el clima no ha sido nada amable con el campo motivado por la sequía, estas prácticas suponen una ventaja cualitativa para el viñedo. Unos viñedos a los que llego en época de vendimia y son recorridos por las cuadrillas que viña tras viña recogen el fruto de todo un año de trabajo manualmente, para una vez lleno el remolque llevarlos a bodega. Una de las ventajas en este proceso para la bodega es la cercanía de sus viñedos a esta, las localizaciones de Viña Pedrosa están todas en un radio de un máximo de 3 km.,  algo que garantiza la entereza de la uva y una mayor frescura a su llegada, para posteriormente pasar directamente al proceso de elaboración; despalillado, prensado, fermentación,...etc. Mientras el remolque, una vez ha sido limpiado, vuelve al campo a por la siguiente remesa.

 "En Viña Pedrosa —me explica Daniel Pérez, Director de Viticultura de la bodega— nunca nos hemos limitado a simplemente plantar viñas, sino a crear un entorno que permita a la vid crecer en armonía junto a plantas y árboles autóctonos".

Así, cada parcela acoge también enebros, almendros, nogales, pinos, o quejigos, una variedad de roble de la zona, que junto a diversas plantas leguminosas y silvestres, lograren un ecosistema natural que permita una simbiosis entre todos los elementos que lo conforman en beneficio del propio viñedo. Algo que personalmente observé y me gustó, es la relación entre el trabajo de campo, dirigido por Daniel, y el de Nuria Peña, Directora Técnica y Enóloga con formación agraria, quien también acude al campo, algo que estimo necesario para que un vino logre en el proceso de elaboración los altos estándares en calidad exigidos. El vino nace en la viña, y la calidad de la uva es fundamental para elaborar buenos y grandes vinos.

Una vez pisado el terreno es hora de conocer un poco más sus vinos. Tras el proceso de elaboración, algo en lo que no profundizaré, el mosto hecho ya vino pasa a la sala de crianza. En Hermanos Pérez Pascuas no elaboran vino joven, todos ellos, en mayor o menor medida, llevan proceso de crianza. Con un parque de 3.500 barricas, los vinos de Viña Pedrosa realizan su crianza tanto en roble americano como en francés, pasando estos por los dos tipos de barricas, a excepción de su vino Viña Pedrosa La Navilla Reserva que únicamente lo hace en roble francés. Se emplean barricas nuevas con tostados medios y, por decisión propia de la bodega, con una vida útil de tres años. Finalmente, los vinos tras la crianza siguen afinándose en el botellero por periodos que varían según el tipo de elaboración. La producción es de unas 600.000 botellas al año para todas sus elaboraciones, siendo esta destinada en un 60 % al mercado nacional y el restante 40 % a los más de cincuenta países a los que Hermanos Pérez Pascuas exporta sus vinos.

Cato varias de sus elaboraciones, Cepa Gavilán 2020, su emblemático Crianza de la añada 2020, su Reserva La Navilla 2018 y su Pérez Pascuas Gran Selección Gran Reserva de las añadas 2014 y 2015 los cuales no exceden de las 4.000 botellas elaboradas por añada. Vinos de calidad, que transmiten la dedicación y el trabajo realizado partiendo este desde el viñedo, fieles a la variedad, con el aporte de la crianza, y donde cada escalón subido en esta, periodo de crianza en barrica, aporta complejidad al vino mientras sigue manteniendo frescura. Vinos que son un fiel reflejo a la zona donde nacen, a la Ribera del Duero. Todos me parecieron muy buenas elaboraciones, cada una de ellas para disfrutar en momentos diferentes por su estructura y complejidad. Si tuviera que elegir uno de ellos, tarea algo complicada, me decantaría por mi gusto personal por Pérez Pascuas Gran Selección 2015, me encantó. Un vino con 26 meses de crianza, de gran frescura, fruta madura, compota, con potencia, madera bien integrada, notas ahumadas, horizontal y final muy largo. Mi decisión personal está condicionada por el tipo de vino, me gustan este tipo de elaboraciones, y, por algo que no tenía en mente a su cata y que caí después, la añada del 2015 fue calificada como excelente, seguramente que ese fuera un gran año influyó.

Para finalizar esta interesante jornada pude disfrutar de sus elaboraciones mientras compartía mesa con la familia Pérez Pascuas, la mejor manera para hacerlo, para disfrutar del vino, es en buena compañía, con una buena conversación y con gastronomía típica de la zona. Una gran familia que elabora grandes vinos.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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