Nou Manolín: 50 años de tradición y compromiso con el vino alicantino

La concesión de una insignia especial por parte del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Alicante a un restaurante tan emblemático como Nou Manolín no es solo un reconocimiento al mérito y la tradición, sino también un fuerte impulso a la cultura vitivinícola en la región. En un acto celebrado recientemente, las figuras más representativas del ámbito vinícola y gastronómico local se dieron cita para honrar la trayectoria de este establecimiento, que desde 1972 ha jugado un papel fundamental en la promoción de los vinos alicantinos.

Carlos Castelló Casero, sumiller de Nou Manolín, recibió la distinción de manos de altos cargos tanto del Consejo Regulador como del Ayuntamiento de Alicante. Durante el evento, se destacó la labor de Castelló en la mejora continua de la carta de vinos del restaurante, que ahora presenta una rica variedad que incluye desde tintos y blancos hasta dulces y Fondillones, un vino muy característico de la región.

La enseña recibida por Nou Manolín está cargada de simbolismo, ya que está confeccionada a partir de duelas de antiguos toneles locales, lo cual refleja el compromiso del restaurante con la preservación y promoción del patrimonio vitivinícola de Alicante. Este gesto subraya la importancia de integrar prácticas sostenibles y de valorización de los recursos locales en la industria restaurantera.

El apoyo a la cultura del vino no solo se queda en el ámbito profesional. Según Lidia López, concejala de comercio y hostelería, es vital que los establecimientos gastronómicos de Alicante continúen esta labor de divulgación, integrando los vinos de la región como un elemento esencial de la oferta gastronómica local. Esto no solo enriquece la experiencia culinaria de los comensales, sino que también educa al paladar público y turístico sobre la riqueza vinícola de Alicante.

Con este tipo de iniciativas, Alicante se posiciona no solo como un punto de encuentro para los amantes del buen comer, sino también como un centro de referencia para los entusiastas del vino. La labor de lugares como Nou Manolín demuestra cómo la gastronomía y la viticultura pueden ir de la mano en el fomento de una identidad regional fuerte y atractiva para locales y visitantes. Este es un claro ejemplo de cómo el compromiso local con productos de calidad puede trascender fronteras y convertirse en un estandarte de la cultura de una región.