Fotos históricas de Bodegas Toro Albalá

En 1922 José María Toro Albalá transformó una antigua central eléctrica abandonada de Aguilar de la Frontera en una bodega emblemática de la Denominación de Origen Montilla-Moriles (Córdoba, Andalucía).

Sin embargo, hay que echar la vista un poco más atrás, hasta 1844, el año en el que se aprueba una Real Orden para la creación de los ferrocarriles y de la Guardia Civil, por orden de Isabel II. Y el año en el que Antonio Sánchez Prieto, bisabuelo de Antonio Sánchez Romero, funda una pequeña bodega en el viejo molino que se conocía con el nombre de La Noria, a los pies del Castillo de Aguilar de la Frontera. La intención, entonces, era proveer de un vino muy básico a la taberna familiar.

Pasaron muchos años de esa primera incursión de la familia en el mundo del vino, hasta que, en 1922, José María Toro Albalá, joyero de profesión y con mente emprendedora, compró la antigua central eléctrica de la Compañía Sevillana de Electricidad situada en Aguilar de la Frontera y restauró sus instalaciones para construir un lagar con prensas y trujales al que llamó Lagar del Carmen, en honor a su esposa. Eran tiempos en los que en Montilla- Moriles había una gran cantidad de viñedo, y José María pensó que sería una buena inversión comenzar a guardar vinos para envejecerlos en el lagar y que fueran ganando en complejidad, matices y valor con el paso del tiempo. Es entonces cuando se asientan las bases de la bodega, que han permanecido intactas con el paso de los años.