Winelovers: Los diez mejores vinos del mundo

Beber vino, simplemente beber vino de manera convencional, sin liturgias extravagantes ni búsquedas de retrogustos exóticos, es una costumbre, un...

Carlos Lamoca Pérez

Miércoles 24 de Enero de 2024

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Beber vino, simplemente beber vino de manera convencional, sin liturgias extravagantes ni búsquedas de retrogustos exóticos, es una costumbre, un uso nuestro que poco a poco va mutando de lo normal a lo eventual cuando no a lo excepcional. En este tránsito que parece ser imparable, la irrupción de las veneradas biblias valoradoras de bodegas y añadas supuso hace ya tiempo el primer paso hacia el rechazo social (en principio minoritario y VIP) de todos aquellos vinos que, por las personalísimas razones que aplicaba el gurú correspondiente, no superaban el listón, unas veces técnico, otras manifiestamente snob, que tal gurú había establecido.

Aquellas guías casi espirituales, a las que había que presumir una intención loable de servir de consejeras a los no habituales consumidores de vino, incluyen todo tipo de vinos. Son una especie de catálogo generalista de vinos, donde se analizan casi todos, pero todos se estratifican.   No sucede los mismo con el emergente fenómeno de las LISTAS. Éstas, son selectivas, excluyentes por defecto: Quién allí no está, está excluido de la gloria. Listas precio –calidad, listas D.O., listas VIP. Listas para todos los gustos.

Sin duda, las más veneradas, las de más glamour, son aquellas que elevan a los altares los vinos VIP. Unos vinos que, en opinión tajante del influencer de guardia, no pueden faltar en las vinotecas de los WINELOVERS. Afortunados seres estos que, según parece, pueden disfrutar normalmente, de vinos que solo extraordinariamente pueden gozar el común de los mortales. Vinos con precios que superan ampliamente los 200-300 euros, han pasado a ser los vinos "imprescindibles" en toda bodega WINELOVER que se precie. Los 10 mejores vinos de España. Los 10 mejores vinos del mundo. Los 10 mejores vinos del universo.

Listas. Guías. Tanto unas como otras, luego de informar sobre los aspectos técnicos de la añada (uva, terruño, vendimia, etc...), sobre el "maridaje" (qué imaginación¡¡) pasan a informar sobre cuál debe ser el cúmulo de sensaciones gustativas, retro-gustativas e incluso místicas que el vino nos debe producir. Por una razón fundamental: Porque ese rebuscado bosque de sensaciones siderales han sido detectadas por ese otro bosque de narices y papilas privilegiadas que, generosamente, acceden a compartirlas con el humano WINE-NESCIENTE. Es de admirar el derroche inabarcable de imaginación que esos personalísimos "prospectos de añada" incorporan para enseñarnos el camino del éxtasis

No obstante todo ese cúmulo de consejos con el que los WINE-INFLUENCER nos guían en el mundo del vino, carece de una variable fundamental a la hora de valorar un vino. Hay una circunstancia, un aspecto sustancial que, nunca se valora, sea por las Guías, sea por las "Listas": El momento. En España, tradicionalmente, el vino se ha bebido y afortunadamente,  se sigue bebiendo, de forma natural y sin solemnes liturgias. Se ha bebido y se sigue bebiendo, cuando se socializa. Unas veces de manera muy informal (tapeo, pinchos, vermús toreros); otras de manera también informal, pero más tranquilamente (comidas familiares, con amigos...); y otras de forma excepcional para celebrar eventos especiales. Por tanto, es difícil que, a pesar de los esfuerzos que se dice, se hacen para promocionar la cultura del vino, los seres humanos españoles se junten para hacer una cata y degustar (que no beber) un vino determinado. Este "momento" de la cata no es precisamente el "momento" en el que en España se bebe y se siente el vino.

Bien está informarse de guías acreditadas (menos, mucho menos de "listas") pero sin perder de vista que la mejor información nos la va a facilitar nuestra propia experiencia incluyendo como variable fundamental y casi única, el MOMENTO en que se bebe el vino. Ese "momento" en el que, sin pretender hacer un laboratorio de análisis de retro-gustos ni maridajes, se busca solamente una finalidad: Compartir esos instantes "normales",  en el que, junto a la familia, los amigos e incluso solos, abrimos una botella de vino", que nos va a permitir gozar de algo felizmente "extraordinario", como es comprobar que, ese vino, sea cual sea su calificación técnica, se torna extraordinario porque, hoy, aún estamos juntos. Hoy, aún, vivimos.

Juntando esos momentos, esos retazos de vida, podremos elaborar nuestra lista personal de LOS DIEZ MEJORES VINOS DEL MUNDO. El vino lo calificará el momento. Es este el que seleccionará el maridaje. El que nos dirá el resultado de la cata. Una lucecita se encenderá en nuestro hipotálamo y nos aconsejará: Mañana, en la playa, a la sombra, mirando al mar, con la brisa de poniente aventando el alma, unos camarones y un vino blanco afrutado.....Ese vino es el que hay que incluir en la lista.

Carlos Lamoca Pérez
Inspector de Hacienda del Estado.
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