Jueves 06 de Julio de 2023
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Los efectos adversos del cambio climático están poniendo en peligro la estabilidad financiera de las empresas vitivinícolas de menor tamaño. Fenómenos como la sequía, propiciada por el cambio climático, incrementan el riesgo de crédito en el sur de Europa, impactando particularmente a las pequeñas empresas agrícolas y alimentarias, las cuales tienden a ser más susceptibles a registrar incrementos en la morosidad y los impagos en España.
Las sequías e inundaciones observadas en los últimos tiempos en el sur del continente europeo son un claro testimonio del impacto del cambio climático en el riesgo de crédito del sector agrícola y alimentario. Según un reciente comunicado de Crédito y Caución, actualmente las ayudas estatales son el único sostén que impide una avalancha de insolvencias.
El caso de Francia es especialmente elocuente, donde la producción vitivinícola ha sido notablemente afectada por las altas temperaturas y la sequía. Estas condiciones climáticas desfavorables han repercutido en la cantidad y la calidad de las cosechas, generando potenciales obstrucciones en la cadena de suministro y el consecuente alza de precios. En 2022, la industria alimentaria se vio impactada por la subida de los costos de las materias primas, el transporte y la energía, lo cual generó un incremento en las insolvencias a lo largo de toda la cadena de suministro y en los precios de los alimentos. Actualmente, los grandes productores franceses se ven presionados por el gobierno para reducir los costos para los consumidores. Crédito y Caución pronostica un incremento de la morosidad y de las insolvencias en 2023 en el sector agrícola y alimentario francés.
El año 2022 también ha sido complejo para el sector alimentario en España, incluso antes de la reciente sequía. El incremento en los precios de los fertilizantes, pesticidas y la energía ya estaban impactando los márgenes, dejando a los agricultores en una posición de vulnerabilidad. La sequía afecta de manera directa a la agricultura, y los viñedos y olivos se encuentran especialmente dañados. Se anticipan problemas en el abastecimiento, un alza en los precios y es probable que las insolvencias crezcan. "No podemos descartar retrasos en los pagos ni insolvencias de las empresas afectadas", advierte Beatriz Cainzos, coordinadora de Grandes Riesgos en España para el sector de alimentación. "Cualquier incremento se concentraría probablemente en las empresas con estructuras financieras más débiles, y especialmente en las más pequeñas y menos diversificadas".
Italia, por su parte, ha sufrido los extremos del espectro climático: la peor sequía en los últimos 70 años ha convivido con lluvias excepcionales que desataron graves inundaciones en la región de Emilia-Romaña, de alta producción vitivinícola. Como consecuencia inevitable, se prevé una subida de precios de doble dígito. Por ahora, no se ha registrado un incremento en el número de empresas que no pueden atender pedidos o cumplir con sus obligaciones de pago. En situaciones pasadas de catástrofes similares, como terremotos, no se observó un aumento significativo de las insolvencias. El apoyo estatal es crucial en este sentido.
De cara al futuro, las industrias agroalimentarias del sur de Europa se verán en la necesidad de implementar estrategias coherentes para contrarrestar los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes, que requerirán importantes inversiones para incrementar la resiliencia ante el cambio climático.
En Italia, las fugas en las tuberías, que afectan a más del 40% del agua que entra en el sistema, representan un grave problema. En Francia, se han propuesto una serie de medidas, que van desde la diversificación hacia cultivos más resistentes a la sequía hasta el desarrollo de sistemas más eficientes de recolección de agua y riego.
Por su parte, España está invirtiendo en plantas desalinizadoras que funcionan con energía solar para contrarrestar la escasez de agua, y el enfoque se ha colocado en la gestión del agua.
Sin embargo, la pregunta persiste: ¿serán suficientes estos esfuerzos y llegarán a tiempo para mitigar los efectos del cambio climático en el sector vitivinícola? El hecho es que las ayudas financieras prestadas por los Gobiernos son solamente un parche y no una solución de futuro. Las medidas reales pasan por un cambio profundo y una inversión constante en innovación para cambiar un modelo de hacer las cosas totalmente obsoleto.
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