Lunes 17 de Julio de 2023
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El saneamiento desempeña un papel crucial en el proceso de elaboración del vino, con implicaciones significativas tanto para la calidad del producto como para la salud pública. Sin embargo, los métodos tradicionales de saneamiento utilizados en la industria del vino no siempre han sido respetuosos con el medio ambiente ni eficientes. A medida que esta industria evoluciona hacia prácticas más sostenibles, surge una creciente necesidad de adoptar métodos de saneamiento ecológico de superficies. Entre las diversas alternativas que han surgido, una en particular muestra gran promesa: el uso de peróxido de hidrógeno (H2O2), especialmente cuando se produce in situ a partir de electricidad y agua.
Históricamente, las bodegas han empleado desinfectantes químicos, como soluciones a base de cloro, soda cáustica o ácidos, para el saneamiento de equipos y superficies. Aunque estos métodos suelen ser efectivos, plantean preocupaciones tanto medioambientales como de seguridad. Estos productos generan subproductos dañinos, representan riesgos para la salud de los trabajadores y, si no se enjuagan adecuadamente, pueden contaminar potencialmente el vino.
Además de estas preocupaciones medioambientales, los métodos tradicionales presentan ineficiencias inherentes. Requieren grandes volúmenes de agua para su aplicación y enjuague posterior, lo que se traduce en un alto consumo hídrico. Además, al depender en gran medida de cadenas de suministro externas, la falta de producción in situ de estos agentes sanitizantes puede plantear desafíos logísticos y aumentar los costes.
Por consiguiente, la industria del vino se encuentra en la búsqueda activa de alternativas más sostenibles, eficientes y seguras para el saneamiento de superficies. En este contexto, el peróxido de hidrógeno adquiere un papel relevante.
El peróxido de hidrógeno es un agente oxidante potente que, según investigaciones científicas, resulta efectivo para eliminar una amplia gama de microorganismos, incluyendo bacterias, levaduras, mohos y virus. Un estudio de la Sociedad Química Americana ha demostrado que es eficaz contra una diversidad de organismos, como E. coli, Listeria y otros. Además, el peróxido de hidrógeno se descompone en agua y oxígeno tras su uso, sin dejar residuos dañinos o subproductos. Esta característica garantiza la seguridad del producto y contribuye significativamente a reducir el impacto medioambiental de las prácticas de saneamiento en las bodegas.
Asimismo, el peróxido de hidrógeno no requiere un enjuague extenso, lo cual reduce el consumo de agua en comparación con los agentes sanitizantes tradicionales. Los usuarios han observado que su efectividad a bajas concentraciones y temperaturas también contribuye al ahorro energético.
Aunque el peróxido de hidrógeno ha sido utilizado como desinfectante en varias industrias durante algún tiempo, su adopción en la industria del vino es relativamente reciente. Este retraso se puede atribuir principalmente a las preocupaciones acerca del manejo y almacenamiento de soluciones concentradas de peróxido de hidrógeno, las cuales son altamente reactivas y potencialmente peligrosas.
Con el objetivo de superar los problemas asociados al almacenamiento y manejo de peróxido de hidrógeno concentrado, se han desarrollado soluciones innovadoras para producirlo in situ a partir de electricidad y agua. Una de estas soluciones es ofrecida por HPNow, una empresa que utiliza tecnología avanzada de electrólisis para generar peróxido de hidrógeno según la demanda.
El sistema de HPNow emplea un proceso electroquímico conocido como "Método de Síntesis Directa". Durante este proceso, el oxígeno del aire y el agua se combinan en presencia de un catalizador, lo que da lugar a la formación de peróxido de hidrógeno.
La producción in situ de peróxido de hidrógeno presenta varios beneficios. En primer lugar, elimina la necesidad de almacenar y manejar soluciones concentradas peligrosas, lo que reduce significativamente los riesgos de seguridad. En segundo lugar, permite la generación de peróxido de hidrógeno en las concentraciones necesarias, evitando el desperdicio asociado con la sobreproducción o la degradación con el tiempo.
Además, este proceso puede alimentarse con fuentes de electricidad renovable, disminuyendo la dependencia de las cadenas de suministro externas y ofreciendo una mayor resistencia y ahorro de costes frente a las fluctuaciones del mercado y los desafíos logísticos.
La eficacia del peróxido de hidrógeno como desinfectante se debe a sus potentes propiedades oxidantes, tal como ha sido demostrado por investigaciones científicas. Cuando entra en contacto con los microorganismos, interrumpe componentes celulares esenciales, como proteínas, lípidos y ADN, lo que conduce a la muerte celular. Tras su uso, el peróxido de hidrógeno se descompone en agua y oxígeno, sin dejar residuos.
Un estudio realizado por el Instituto Australiano de Investigación del Vino ha demostrado la eficacia del peróxido de hidrógeno contra los organismos comunes que afectan la calidad del vino, como el Brettanomyces y el Acetobacter. Los investigadores encontraron que, incluso a bajas concentraciones, el peróxido de hidrógeno eliminaba eficazmente estos organismos sin afectar la calidad del vino.
La adopción de la producción in situ de peróxido de hidrógeno en las bodegas posee un enorme potencial, ya que permite reducir significativamente su impacto medioambiental en pos de mejorar la calidad y la seguridad del producto.
No obstante, como ocurre con cualquier tecnología emergente, la adopción generalizada de este método enfrenta desafíos. Las bodegas deben invertir en la infraestructura necesaria y capacitar al personal en la operación y el mantenimiento de los nuevos sistemas. El costo inicial puede representar un obstáculo para las bodegas de pequeña escala. Sin embargo, los ahorros a largo plazo en términos de reducción del consumo de agua y energía, la disminución de la dependencia de proveedores externos y la mejora de la seguridad y calidad del producto constituyen argumentos convincentes para realizar esta inversión.
En conclusión, la producción in situ de peróxido de hidrógeno se presenta como un camino prometedor hacia un saneamiento de superficies más ecológico en las bodegas. Aunque la inversión inicial y los requisitos de capacitación pueden plantear desafíos, los beneficios ambientales, de seguridad y eficiencia que ofrece esta alternativa la convierten en una opción atractiva frente a los métodos tradicionales.
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