Bodegas Murua: guardianes del patrimonio vitivinícola de Rioja Alavesa

Las bodegas de vino no solo se dedican a la elaboración de sus preciadas bebidas. Muchas veces, llevan a cabo misiones que trascienden la vitivinicultura. Es el caso de Bodegas Murua, que acaba de completar la restauración de un valioso chozo decimonónico, ubicado en la finca Vallobera, en los confines de sus terrenos.

La esencia de una cultura vitivinícola

La restauración del chozo o 'guardaviñas' se efectuó siguiendo las pautas del servicio de Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Álava. Durante el proceso, se han solucionado problemas estructurales ocasionados por un árbol que, con el paso del tiempo y el crecimiento de sus raíces, desplazó varias piedras de la fachada.

Estas construcciones son emblemáticas en el paisaje cultural del Vino y el Viñedo de Rioja Alavesa. De hecho, en el Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Álava se encuentran registradas cerca de 880 de estas edificaciones.

Mathieu Barrault, enólogo de Bodegas Murua, destaca que "el propósito de la rehabilitación es no solo proteger el legado arqueológico, sino también permitir que los visitantes profundicen en la historia de estas edificaciones".

Un compromiso más amplio con el patrimonio

No es la primera vez que Bodegas Murua se aventura en proyectos de este calibre. En terrenos de la bodega, concretamente en las parcelas 'La Pared' y 'Cuatro Encinas', existen otras dos edificaciones semejantes. Asimismo, Masaveu Bodegas ha llevado a cabo trabajos de conservación en restos arqueológicos limítrofes, como los petroglifos prehistóricos en Bodegas Fillaboa.

El proyecto de restauración del chozo ha contado con un presupuesto de 6.200 euros, apoyado tanto por Bodegas Murua como por el Gobierno de Álava. Según el arqueólogo Unai Arruza, las características particulares del chozo, como su construcción semi-enterrada, hicieron que la fractura en una de las piedras de soporte se agudizara con el tiempo, pero el árbol, creciendo entre las piedras, impidió su total derrumbe.

Chozos: testigos de la historia

Los chozos, también conocidos como 'guardaviñas', tienen una historia profunda en la región. Fueron empleados por los agricultores como refugio y para vigilar que el ganado no dañase las viñas. Estas edificaciones de piedra seca, en su mayoría de planta circular, tienen un significado que va más allá de su valor arquitectónico.

Estas construcciones son un testigo del papel fundamental que ha tenido la actividad vitivinícola en Rioja Alavesa desde tiempos antiguos. Barrault subraya la rareza y el valor de estos chozos en la región, señalando la mayor concentración de estos en Rioja Alavesa y Sonsierra.