Miércoles 18 de Octubre de 2023
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La vendimia de 2023 en la Ribera del Duero ha cerrado con una combinación de contrastes. Por un lado, la región ha enfrentado múltiples desafíos climáticos como heladas de primavera, episodios de pedrisco y una prolongada sequía. Por otro, las lluvias de principios de septiembre han jugado un papel determinante, no sólo salvando la temporada sino también resultando en una cosecha más abundante que en el último año.
De acuerdo con cifras proporcionadas por Agroseguro, las indemnizaciones pagadas a los viticultores asegurados en la Ribera del Duero se han disparado este año hasta los 9,4 millones de euros. Esta cifra representa un aumento del 260% respecto a los 2,6 millones de euros que se abonaron en 2022.
Los informes muestran que los perjuicios se registraron en 16.804 parcelas de viñedo, que suman un total de 10.341 hectáreas aseguradas. Esta cifra representa aproximadamente el 55% de las 18.700 hectáreas que constituyen la Ribera del Duero burgalesa. Las heladas del pasado 17 de mayo han sido las más devastadoras, afectando a 8.331 hectáreas, mientras que los pedriscos afectaron unas 1.361 hectáreas. El resto de las calamidades se distribuyen entre la sequía, la fauna y el viento, entre otros factores.
Agroseguro ha señalado que el 70% de las indemnizaciones, cerca de 6,63 millones de euros, ya fueron pagadas hace más de una semana. Los 2,23 millones restantes están programados para ser ingresados próximamente. Los procesos de evaluación y pagos se han llevado a cabo con notable rapidez, gracias al esfuerzo coordinado de más de una veintena de técnicos.
A pesar de este sombrío panorama, la vendimia registró un rendimiento superior al de 2022. Se recogieron 117,4 millones de kilos de uva, en comparación con los 105 millones del año anterior. Viticultores como Tomás Bueno explican que este fenómeno se debe a que las heladas afectaron áreas específicas, mientras que otras regiones, especialmente hacia Valladolid, tuvieron una cosecha normal.
Una crítica emergente es la relativa a la plantación de viñedos realizada en los últimos seis-ocho años con derechos traídos de otras regiones de España. Esto, según expertos y viticultores locales, perjudica a los productores tradicionales de Ribera del Duero. También hay demandas para un mayor control en la plantación de nuevas hectáreas de viñedo. La Junta de Castilla y León ha limitado a 235 las nuevas hectáreas permitidas para los próximos años, pero hay peticiones para prohibir las transferencias de derechos de plantación.
La vendimia de 2023 en la Ribera del Duero se puede describir como una montaña rusa de emociones y resultados. Aunque el costo en términos de daños y compensaciones económicas ha sido alto, la abundancia de la cosecha representa una luz al final del túnel. Sin embargo, cuestiones estructurales y políticas plantean desafíos que van más allá de las condiciones climáticas y que requieren una reflexión más profunda y decisiones estratégicas para el futuro de la viticultura en la región.
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