Dos proyectos catalanes investigan el potencial de la agricultura regenerativa para mitigar el cambio climático y mejorar la salud del suelo

Reducción de costes y mayor productividad, la agricultura regenerativa y del carbono benefician a los agricultores

Jueves 18 de Julio de 2024

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Josep Usall, director general del IRTA

Dos proyectos catalanes, AgriRegenCat y AgriCarboniCat, están explorando desde finales de 2022 los beneficios de las agriculturas regenerativa y del carbono para los cultivos principales de Cataluña. Estas prácticas estudian cómo cuidar el suelo y ayudarle a retener más carbono, lo cual contribuye a mitigar las emisiones de CO2. Financiados con 2,6 millones de euros del Fondo Climático de la Generalitat de Catalunya, los proyectos se prolongarán hasta 2025. Los primeros resultados muestran que el uso de fertilizantes orgánicos en manzanos ayuda a retener más carbono en el suelo y reducir el efecto invernadero. Además, se ha demostrado que es posible minimizar el labrado en cultivos de huerta y cereales sin perder productividad, a la vez que se captura carbono. También se ha observado que la presencia de hierbas junto a cultivos leñosos como el manzano incrementa la biodiversidad y protege el suelo.

Estos resultados preliminares se han presentado el jueves 18 de julio en el centro IRTA Amposta, en un acto que contó con la presencia de Anna Barnadas, secretaria de Acción Climática de la Generalitat, y Josep Usall, director general del IRTA. Barnadas expresó su satisfacción por los primeros resultados de estos proyectos, financiados gracias a los ingresos del Fondo Climático, que se obtienen del impuesto sobre las emisiones de CO2 de los vehículos de tracción mecánica y del impuesto sobre las instalaciones que inciden en el medio ambiente. Usall subrayó que estos proyectos representan una oportunidad única y llegan en un momento clave para aprender a aplicar la agricultura regenerativa y la del carbono en Cataluña.

La salud del suelo es fundamental para la calidad, productividad y sostenibilidad de los cultivos. La agricultura regenerativa se dedica a cuidar estos tres aspectos. Georgina Alins, investigadora del programa de Fruticultura del IRTA y coordinadora de AgriRegenCat, explicó que quieren ampliar el conocimiento existente en Cataluña para cuantificar a escala local los efectos de la agricultura regenerativa y la del carbono, y así hacerlas realmente aplicables.

La agricultura del carbono permite mitigar el cambio climático al reducir la concentración de CO2 en la atmósfera a través del secuestro de carbono en el suelo. También mejora la fertilidad del suelo y su capacidad de retención de agua, haciendo los cultivos más resistentes. Aunque algunos agricultores ya aplican estas técnicas, suelen hacerlo de manera intuitiva y sin conocer cómo optimizarlas. La optimización para los diversos cultivos de Cataluña es una prioridad de AgriRegenCat y AgriCarboniCat, con el objetivo de editar una guía de buenas prácticas específica para zonas y cultivos. Maite Martínez Eixarch, investigadora del programa Aguas marinas y continentales del IRTA y coordinadora de AgriCarboniCat, destacó que ante un escenario de cambio climático que se agudizará, estas técnicas son, posiblemente, el único sistema para mantener la productividad.

Los resultados preliminares muestran beneficios en tres ámbitos. Primero, el uso de fertilizantes orgánicos en el cultivo de manzanos aumenta el contenido de carbono en el suelo. Esto también se está estudiando en el cultivo de arroz, investigando otros efectos de los fertilizantes orgánicos, como la posible emisión de otros gases de efecto invernadero. Segundo, labrar menos a menudo y a menor profundidad, o dejar de hacerlo, no perjudica la productividad de los cultivos de huerta y algunos cereales, y además incrementa la absorción de carbono en el suelo agrícola. Por último, AgriRegenCat está demostrando que las hierbas que crecen o se siembran cerca de cultivos leñosos como el manzano favorecen la biodiversidad y reducen la erosión del suelo.

AgriRegenCat y AgriCarboniCat cuentan con una veintena de profesionales investigadores y técnicos del IRTA, el CREAF y la UdL que trabajan en 24 fincas experimentales de cereales, arroz, manzano, viñedo y huerta en toda Cataluña, y en ocho fincas demostrativas donde se prevé transferir conocimientos a los agricultores. Los resultados preliminares son un primer paso, y el objetivo es llegar a nuevas conclusiones que contribuyan a extender la agricultura regenerativa y la del carbono en el territorio. Transformar las prácticas agrícolas en esta línea permitirá reducir la aplicación de fertilizantes químicos, aprovechar más los subproductos de la ganadería y los restos de poda como fertilizantes y enmiendas orgánicas, disminuir el uso de insecticidas y herbicidas, bajar las emisiones de CO2 reteniendo más carbono en el suelo y labrando menos, y reducir los gastos de los agricultores, concluyó Martínez Eixarch.

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