La primavera marca el inicio del ciclo vital en los viñedos de Toro

Con la llegada de la primavera, los viñedos de Bodegas Frontaura & Victoria, situados en la Denominación de Origen Toro, inician un nuevo ciclo vital. Este periodo es fundamental para la vid, ya que la floración, que tiene lugar entre abril y mayo, marca el futuro de la cosecha. Durante esta etapa, las pequeñas flores de la vid se abren, dando paso a las uvas que definirán la calidad del vino. Una floración uniforme y equilibrada es esencial para obtener un buen rendimiento y garantizar la excelencia del producto final.

Camino Pardo, directora general de la bodega, explica que cada primavera observan con atención el desarrollo de las cepas. Según Pardo, una climatología favorable durante esta fase es clave para obtener bayas bien formadas y sanas, lo que resulta imprescindible para elaborar los vinos característicos de la bodega, conocidos por su estructura y expresión.

El equipo técnico de Bodegas Frontaura & Victoria realiza un trabajo minucioso para asegurar el buen desarrollo del viñedo. Entre las prácticas llevadas a cabo, destacan la poda en verde, que ayuda a equilibrar la producción, y la aplicación de tratamientos ecológicos para prevenir enfermedades como el oídio y el mildiu. Además, se gestiona cuidadosamente el agua para evitar que las plantas sufran estrés hídrico. Pardo subraya que su filosofía de trabajo se basa en el respeto por el viñedo y su entorno, aplicando una viticultura sostenible y adaptando los cuidados a las necesidades específicas de cada parcela.

Si las condiciones climáticas se mantienen favorables, con temperaturas suaves y sin lluvias excesivas, la floración dará lugar a una fructificación adecuada. Esto sentará las bases para una cosecha de calidad, que se reflejará en los vinos de la añada 2025. En Bodegas Frontaura & Victoria, la primavera es una época de intenso trabajo y dedicación, con el objetivo de elaborar vinos que expresen el carácter único de la variedad Tempranillo de Toro.

Fundada en 1999, esta bodega familiar se asienta sobre viñedos registrados desde 1840. Su producción se centra en vinos de alta calidad, que combinan tradición, sostenibilidad y respeto por la tipicidad de la región. Camino Pardo Álvarez, licenciada en Filosofía y Letras, lidera este proyecto con pasión por la cultura vinícola de Toro, una zona de Zamora bañada por el río Duero.