Las cooperativas de vino en el Empordà pasan de quince a tres en cuatro décadas por falta de relevo y fusiones

El número de socios cae un 90% mientras las bodegas apuestan por la calidad y afrontan retos como la exportación y el relevo generacional

Miércoles 21 de Mayo de 2025

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Las cooperativas de vino en el Empordà pasan de quince a tres en cuatro décadas por falta de relevo y fusiones

El número de cooperativas de vino en el Empordà ha disminuido de forma notable en las últimas décadas, según un estudio financiado por la Beca Eduard Puig Vayreda de la Denominación de Origen Empordà. A finales de los años setenta existían unas quince cooperativas en el Alt Empordà. Actualmente solo permanecen tres: Empordàlia, Espolla y Garriguella. Esta reducción se debe principalmente a procesos de fusión y concentración, así como a la falta de relevo generacional y a la aparición de nuevas oportunidades laborales en sectores como el turismo y los servicios. El número de socios también ha caído, pasando de 1.500 a 126 en el mismo periodo.

El estudio, titulado “El cooperativismo del vino en el Empordà”, ha sido realizado por un equipo formado por el economista Joan Armangué, el arquitecto Joan Falgueras, el periodista y economista Josep Playà y los historiadores Rosa Maria Morer y Albert Testart. La investigación se ha centrado en el origen, el patrimonio y la situación actual de las cooperativas vinícolas empordanesas. Los autores han analizado aspectos históricos del cooperativismo, el perfil de los fundadores y técnicos, la arquitectura de las bodegas y la importancia del papel femenino en este sector.

Durante la presentación del trabajo se ha dado a conocer también el proyecto ganador de la cuarta edición de la beca Eduard Puig Vayreda. Este año se ha concedido a un estudio sobre la inmigración en los viñedos del Empordà, realizado por la fotógrafa y sumiller Clara Isamat y el enólogo y sumiller Jordi Esteve. El objetivo es dar visibilidad al papel que han tenido las personas migrantes en el mantenimiento de la viticultura local durante más de dos siglos. Los autores recuerdan que los movimientos migratorios han sido fundamentales para el desarrollo económico de las zonas productoras de uva y han influido directamente en las prácticas agrícolas.

El informe sobre las cooperativas señala que uno de sus principales activos actuales es el peso que tienen las agrobodegas dentro del negocio total, así como la mejora constante en la calidad de los vinos producidos. Gracias al trabajo técnico, las inversiones en maquinaria e infraestructuras y los reconocimientos obtenidos, los vinos elaborados por estas cooperativas han conseguido una valoración más alta que en décadas anteriores. Sin embargo, aún quedan problemas pendientes como aumentar las exportaciones o mejorar su presencia fuera del ámbito provincial, especialmente en restaurantes de la Costa Brava y cadenas de distribución.

Las tres cooperativas producen anualmente alrededor de 1,1 millones de botellas y facturan cerca de 11 millones de euros. Los autores del estudio subrayan que estas entidades deben afrontar los mismos problemas que afectan al conjunto del sector vinícola español: falta de relevo generacional, adaptación al cambio climático y necesidad de innovar tanto en técnicas agrícolas como comerciales.

La Beca Eduard Puig Vayreda tiene carácter bienal y está dirigida a proyectos inéditos relacionados con la viticultura y la enología del Empordà desde diferentes ámbitos: botánico, histórico, turístico, económico o ambiental. La iniciativa cuenta con el apoyo del Consejo Regulador de la DO Empordà, el Ayuntamiento de Figueres, varias universidades catalanas e instituciones vinculadas al mundo del vino. El objetivo principal es fomentar investigaciones que permitan conocer mejor este sector y contribuir a su evolución técnica o comercial.

La beca lleva el nombre del enólogo empordanés Eduard Puig Vayreda como homenaje a su labor divulgativa y su compromiso con la cultura vitivinícola catalana. Puig Vayreda fue director del Instituto Catalán del Vino (INCAVI), fundador y presidente de la Confraria de la Bóta de Sant Ferriol, profesor universitario y alcalde de Figueres entre 1981 y 1983. Además participó activamente en entidades culturales y musicales locales.

En ediciones anteriores, otros proyectos financiados por esta beca han permitido identificar e inventariar bodegas particulares conservadas en casas rurales del Albera o profundizar en aspectos históricos poco conocidos sobre la producción vinícola doméstica tradicional. La colaboración entre instituciones públicas, universidades y bodegas privadas busca así preservar tanto el patrimonio material como inmaterial vinculado al vino en esta zona catalana.

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