Jueves 24 de Julio de 2025
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Degustar un vino a bordo de un avión es una experiencia diferente a la que se vive en tierra firme. La presión de la cabina y la baja humedad afectan el sabor, el aroma y la textura del vino. Por este motivo, las aerolíneas dedican tiempo y recursos a seleccionar cuidadosamente los vinos que ofrecen durante el vuelo. Anne Krebiehl, experta con el título de "Master of Wine" y responsable de la carta de vinos en Qatar Airways, ha explicado a Efeagro cómo se lleva a cabo este proceso.
Krebiehl realiza catas a ciegas anuales en las que prueba más de 1.000 vinos diferentes. Este trabajo lo realiza junto al equipo culinario de la aerolínea para asegurar que los maridajes entre comida y vino sean adecuados. Desde 2024, sus funciones incluyen también el desarrollo de materiales de formación para la tripulación de cabina y la supervisión de la experiencia gastronómica a bordo.
La elección del vino para servir en un avión requiere tener en cuenta varios factores. Según Krebiehl, la presión dentro del avión y la menor humedad pueden modificar la percepción de los sabores y las texturas. Por ejemplo, los aromas del vino se perciben menos intensos y las sensaciones de amargor y astringencia aumentan. Por eso, se buscan vinos con sabores expresivos, buen equilibrio y textura suave.
En el caso de los vinos blancos tranquilos, Krebiehl prefiere aquellos que combinan frescura con fruta y una sensación redonda en boca. Para los tintos tranquilos, selecciona opciones con taninos suaves y bien integrados. En cuanto al champán, busca una espuma fina y profundidad en el sabor.
La experta señala que los receptores gustativos no cambian a gran altitud, pero sí lo hace la forma en que se perciben los sabores debido al entorno del avión. Los vinos que mejor funcionan durante el vuelo son aquellos con aromas pronunciados, perfil afrutado, textura sedosa y frescura sin amargor.
No existe un único tipo de vino ideal para consumir en altitud. Cada pasajero tiene sus preferencias personales. Por eso, Qatar Airways ofrece varias opciones: hasta tres tipos diferentes tanto para blancos como para tintos, además de dos alternativas para quienes prefieren champán. También se incluyen vinos dulces y fortificados para acompañar postres o quesos durante el viaje.
Krebiehl considera que el vino es un elemento central para disfrutar del vuelo y relajarse durante el trayecto. El objetivo es que cada pasajero pueda encontrar una opción que le permita disfrutar plenamente del viaje, tanto si decide acompañar su comida como si prefiere tomar una copa mientras descansa.
El trabajo conjunto entre expertos en vino y equipos culinarios permite que las cartas de vino a bordo respondan a las condiciones especiales del vuelo y ofrezcan una experiencia completa al pasajero. La selección final busca siempre mantener la calidad y adaptarse a las particularidades del entorno aéreo, según ha explicado Krebiehl a Efeagro.
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