Lunes 10 de Julio de 2023
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En un reciente informe publicado por The New York Times, se han revelado las nuevas tendencias en la producción de vinos de la región española de Jerez. Las técnicas históricas y las variedades de uva locales que una vez fueron olvidadas están siendo rescatadas por una generación de jóvenes y entusiastas enólogos, destaca el reportaje. Su enfoque radica en la elaboración de lo que se conoce como vinos de pasto, vinos sin fortificación o de grado natural que sacrifican cantidad por calidad. Estos vinos, populares en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, se están convirtiendo en una sensación a medida que los productores exploran la historia de Jerez para rescatar las viejas tradiciones y las variedades de uva autóctonas que han caído en el olvido.
El crítico de vinos de The New York Times, Eric Asimov, ha elogiado esta nueva generación de productores de vino que, centrándose en el pasado de la región, han reexaminado el terruño, redescubierto variedades de uva casi extintas y resucitado estilos de vino sin fortificación que habían desaparecido. Según Asimov, están produciendo algunos de los vinos más fascinantes del mundo.
En su artículo titulado "En la tierra del jerez, vinos del futuro que miran al pasado", Asimov, que también es sobrino del célebre escritor de ciencia ficción, ha establecido una reputación sólida en el ámbito de la vinicultura y la gastronomía. Este crítico, famoso por su independencia y su credibilidad, ya había escrito anteriormente acerca de estos vinos, que captaron su atención después de ser presentados en el menú de algunos restaurantes selectos de Nueva York y ofrecidos en una tienda especializada en vinos españoles.
Con ansias de aprender más, Asimov aprovechó su último viaje a España para organizar una serie de reuniones en Jerez, Sanlúcar y El Puerto con varios de estos jóvenes enólogos. Muchos de ellos están agrupados en la asociación Territorio Albariza, que protege los nuevos vinos de la región de Jerez, principalmente blancos, que se han originado con un respeto absoluto por la tierra albariza y la vid. Estos vinos están destinados a ser la puerta de entrada al mundo del Jerez.
En su recorrido, Asimov visitó a Alberto Orte y su Compañía de Vinos de Atlántico; Willy Pérez (Bodegas Luis Pérez) y Ramiro Ibáñez (Cota 45), que también han rescatado la antigua marca de vinos de Jerez Manuel Antonio de la Riva; Alejandro Muchada y David Léclapart (Muchada-Léclapart); Raúl Moreno; Alejandro Narváez y Rocío Áspera (Bodegas Forlong); y Rafael Rodríguez.
Aunque estos vinos quizás no se ajusten del todo a la tradicional DO de Jerez, están mucho más próximos a ella que a la IGP Tierra de Cádiz, que es demasiado laxa en las variedades, estilos y métodos empleados. Mientras se resuelve este dilema, tal vez con la creación de una mención de calidad que incluya el nombre de Jerez o Marco de Jerez bajo la supervisión del mismo Consejo Regulador, la nueva generación de enólogos, bodegueros y viticultores sigue avanzando en su revolución vinícola, cautivando al mundo con sus vinos.
Alberto Orte, que ha separado sus vinos de la Tierra de Cádiz, considera que estos vinos son un complemento alternativo a los vinos generosos de Jerez. Orte, que trabaja con 25 variedades autóctonas de Jerez y ocho tintas, es partidario de crear una figura de calidad que proteja estos vinos. Sugiere dos posibles nombres: 'Lomas de Jerez' o 'Marco de Jerez'.
Willy Pérez está de acuerdo con Orte en que la visitas y comentarios de un crítico tan influyente como Asimov son un gran impulso para la revalorización del terruño de Jerez, así como para los vinos de pasto, que, aunque se producen en volúmenes inferiores a los vinos generosos, tienen precios mucho más elevados que los jereces estándar.
La resurrección de estas antiguas prácticas y variedades de uva ha demostrado que la palomino, una variedad de uva que se creía neutra, puede producir vinos profundos y llenos de matices que expresan con asombrosa precisión el lugar en el que se cultivaron. Asimov pudo comprobar esto en su visita y señala en su artículo que estos vinos de pasto, con una intervención mínima en la bodega, han derribado el mito de la palomino.
Este renacimiento de las prácticas vinícolas históricas en la región de Jerez representa un paso adelante hacia la conservación del legado vinícola y demuestra el potencial que tiene esta región para producir algunos de los vinos más fascinantes del mundo.
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