Javier Campo
Lunes 22 de Marzo de 2021
Pues ante la rotundidad del título de este artículo, de Fernando Fernán Gómez, os podemos decir que ni las bicicletas, ni los vinos rosados son exclusivos del verano. Aquí os dejo un listado top ten de cosas que encajan todo el año y funcionan en maridajes con muchas más cosas de las que podamos pensar.
Los vinos rosados han vuelto y esperamos que, para quedarse, otra vez. Y es que atrás quedó el concepto de patito feo de las bodegas: "lo que no usamos para blanco o tinto, para el rosado", o peor "el rosado se hace mezclando el blanco y el tinto que sobra de la producción", "como no nos ponemos de acuerdo en qué vino coger, si un blanco o un tinto, elegimos un rosado que así tenemos los dos en uno". Gran error.
Elaborar un vino rosado implica mucho trabajo y mucho cuidado, probablemente, más que al elaborar otro tipo de vino, en algunos casos.
Pero no vamos a entrar en los aspectos técnicos de la elaboración de los rosados, sino que vamos a recomendaros algunos ya que en esta época suelen estar pletóricos y tanto por sus tonos atractivos como por sus matices, los rosados son algo más que una opción para los aperitivos o la recepción de un cocktail de gala.
Con que acompañarlo ya os lo dejamos a vuestro criterio, pero permitidme que os cuente que durante muchos años eran los compañeros de arroces y pastas y, aunque mucha gente se tire al blanco o el espumoso, los rosados siguen funcionando muy bien con estos alimentos que, lejos de ser todos iguales, tienen muchos complementos y salsas que hacen que las armonías se tornen complejas y en muchos casos, atrevidísimas.
Nos llega desde Albacete en medio de un paraje brutal, una Finca Reserva de la Biodiversidad y, con el cabernet sauvignon como protagonista.
Con las rosas en la etiqueta que tantas veces avisan de los problemas en la viña, este rosado pálido de macabeo, malvasía y syrah llega desde el corazón del Penedés.
En la Ribera del Duero, se elabora este joven de tempranillo con flores y frutas rojas que asoman descaradas nada más descorchar la botella.
Este es uno de esos rosados de aguja olvidados que pueden dar muchas alegrías sobre todo a los neófitos. Se elabora con tempranillo y cabernet sauvignon y viene desde el Somontano.
Aquí la protagonista es una uva muy poco conocida como es el prieto picudo. En el Bierzo se elabora este vino con trabajo de deposito y lías para disfrute de los amantes de los rosados.
La variedad garnacha, es la actriz principal de este vino elaborado en la emergente Terra Alta. Cepas viejas para un vino joven.
En el Empordà se elabora este pálido con las variedades garnacha, merlot y cariñena. Largo y persistente es un vino muy gastronómico.
Uno de esos desconocidos de Valencia elaborado con pinot noir y color afrancesado. Reminiscencias de Provence en Requena.
El Grupo Vintae lo ha vuelto ha hacer. Un rosado elaborado con garnacha y viura, de toques golosos y paso elegante.
Acabamos con un rosado de esos únicos. Un getariako txacolina elaborazo con hondarribi zuri y beltza. De quitarse el sombrero
Javier Campo