Maset se convierte en la primera bodega que recoge las botellas de casa de sus clientes

Vehículo 100 % eléctrico de Bodegas Maset.

Bodegas Maset, pionero estatal en la recogida de botellas a domicilio

Estas Navidades, Bodegas Maset pone en funcionamiento la primera campaña de recogida de botellas de cava a domicilio gracias a la utilización de un nuevo sistema de etiquetado que permite una rápida extracción de les etiquetes y facilita el proceso de lavado y reutilización de las botellas. Este nuevo método, conocido con el término inglés wash off dentro del sector de la impresión, se basa en el uso de un papel especial que se despega fácilmente a 80 °C y en la utilización de una solución alcalina (sales de sodio y de potasio) que facilitan la extracción completa del adhesivo.

Del «directo de la bodega a su casa» al «directo de su casa a la bodega»

La campaña de recogida de botellas a los clientes de la bodega se realizará a partir del ocho de enero mediante la flota de vehículos propia de Maset y utilizando un programa de gestión de rutas para reducir al máximo los trayectos efectuados. Las botellas se llevarán a la planta de lavado más próxima donde tendrá lugar la extracción de la etiqueta y el lavado. Cada botella se analizará con un visor óptico para comprobar su estado, siendo 8 las reutilizaciones óptimas (7 lavados y 8 usos) según un estudio llevado a cabo por técnicos sanitarios, consumidores y sumilleres. Una vez finalizado este proceso, se transportarán a la bodega de La Granada (Alt Penedès, Barcelona), donde volverán a entrar en la cadena de producción. Además, por cada 12 botellas recogidas, Bodega Maset se compromete a plantar un árbol en colaboración con Bosques Sostenibles, una organización responsable de gestionar y replantar zonas de la península Ibérica afectadas por el fuego en los últimos años.

Marc Massana, responsable de la bodega, ha hecho hincapié en «la necesidad de recuperar la antigua práctica de recoger y reutilizar los envases de vidrio para darle un nuevo uso y reducir la huella de carbono del sector vitivinícola». Además, ha querido remarcar que «Maset reúne los requisitos para ponerla de inmediato en práctica, ya que somos de las pocas bodegas que contamos con una flota de vehículos propia destinada a la entrega de productos en casa del cliente. Esperamos que esta iniciativa sea un éxito y se convierta en la primera piedra de un futuro mucho más sostenible».

Esta iniciativa medioambiental no sería posible sin las sinergias entre empresas de la zona del Penedès, una suma de esfuerzos que ha llevado a la bodega de La Granada a trabajar codo con codo con Gràfiques Varias y la empresa de limpieza, tratamiento y venta de botellas Labore, ambas de Sant Sadurní d'Anoia.

En el estado español, cada día se consumen más de 4,3 millones de botellas de vino que no se reutilizan en ninguno de sus canales de distribución. La elaboración de estos envases (más de 1.600 millones de botellas de vino al año producidas en nuestro territorio y puestas a la venta en el mercado estatal) consume grandes cantidades de materias primas y provoca emisiones durante todo su ciclo de vida, desde su extracción, pasando por la producción y el transporte, hasta la recogida y gestión de residuos. La reutilización de botellas de vino en el sector vitivinícola podría suponer un ahorro de más de 3.300 millones de kg de CO₂ equivalente al año, reduciendo la huella de carbono un 28 % y mitigando la emisión de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. Es decir, entre 1,7 y 2,6 kg de CO₂ equivalente por botella, considerando las 8 reutilizaciones de cada envase.

El mundo del vino es uno de los sectores más afectados por el cambio climático, ya que el viñedo y la calidad del vino dependen en gran medida de las condiciones climáticas. A modo de ejemplo, este 2023 es el tercer año consecutivo que en el Penedès llueve muy por debajo de la media anual. Además, la fecha de inicio de la vendimia se ha adelantado casi quince días desde 2019 a causa del aumento de las temperaturas. Ambos factores influyen negativamente en la elaboración del vino, ya que la falta de lluvia hace bajar significativamente la producción de uva, mientras que las altas temperaturas provocan que el fruto madure demasiado rápido y que la acidez se resienta, aumentando exponencialmente las tareas de control de los enólogos.