Calidad como faro en la tempestad

El Cava siembra las bases de un futuro prometedor en el mercado internacional

Roberto Beiro

Viernes 01 de Marzo de 2024

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El mundo del vino espumoso español ha experimentado un año de contrastes, según revela el último informe del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV). Mientras las exportaciones globales de estos vinos muestran una leve contracción, hay destellos de optimismo en segmentos y mercados específicos. Este escenario, marcado por fluctuaciones en volumen, valor y precio medio, refleja una industria en constante adaptación a los cambiantes gustos y preferencias a nivel global, así como a las incertidumbres económicas que rodean al sector.

El panorama de las exportaciones de vino español en 2023 nos ofrece un espejo de las tendencias en el mundo vinícola. A pesar de que los números muestran una ligera contracción en términos de volumen y valor en el mercado global, hay capas más profundas en esta historia que merecen ser exploradas, especialmente cuando se trata de los vinos espumosos y, más concretamente, del Cava.

Las cifras, a primera vista, podrían pintar un cuadro sombrío para el sector vitivinícola español, con una caída general del 3,2% en valor y del 4,1% en volumen, hasta los 2.905,9 millones € y los 2.026 millones de litros. Sin embargo, resulta clave entender que detrás de estos números hay una dinámica de mercado compleja y una oportunidad para recalibrar y apuntar hacia una mayor calidad y valor.

Las cifras generales indican que, durante el último año, las exportaciones de vinos espumosos españoles han sufrido un ligero retroceso del 0,9% en valor, sumando un total de 502,3 millones de euros, y un descenso del 5% en volumen, con 169,5 millones de litros vendidos al exterior. A pesar de esta caída en volumen y valor, el precio medio ha experimentado un ascenso del 4,3%, situándose en 2,96 euros por litro, lo que sugiere una apuesta por la calidad y una posible revalorización del producto en los mercados internacionales.

Dentro del universo de los espumosos, el Cava, el espumoso líder español con Denominación de Origen (DO), ha sido particularmente afectado, evidenciando una caída del 1,6% en valor y del 6,6% en volumen. Esto ha llevado a una disminución de los ingresos hasta los 397,6 millones de euros y a una reducción del volumen exportado a 134,8 millones de litros. Estos números no solo subrayan la relevancia del Cava dentro del segmento de espumosos, sino que también explican en gran medida la contracción general observada en el sector. Sin embargo, un rayo de esperanza brilla a través del aumento del 5,4% en el precio medio del Cava, señal de un reconocimiento creciente a su calidad y valor añadido que podrían redundar en una mejora de su posición a largo plazo.

Contrastando con la situación del Cava, el resto de los vinos espumosos españoles han cerrado el año en una nota más positiva. Este segmento ha visto un crecimiento del 1,7% en valor y del 1,8% en volumen, con ingresos que ascienden a 104,7 millones de euros y un volumen de 34,7 millones de litros. Esta tendencia ascendente, aunque modesta, refleja la capacidad de adaptación y la diversificación del sector, capaz de encontrar oportunidades de crecimiento incluso en tiempos desafiantes.

El análisis por mercados, Estados Unidos se mantiene como el principal destino de los vinos espumosos españoles, a pesar de una reducción del 6,8% en valor. Alemania y Bélgica le siguen, con tendencias divergentes: mientras Alemania experimenta un aumento del 4,8% en valor, Bélgica enfrenta una ligera disminución. Estas dinámicas subrayan la importancia de diversificar los mercados y no depender excesivamente de un único destino.

Curiosamente, mientras algunos mercados tradicionales muestran signos de fatiga, otros emergen con vigor. Las ventas a Reino Unido, Brasil o Polonia destacan por su crecimiento, apuntando a un cambio potencial en las preferencias de consumo y en la geografía del mercado del vino espumoso español. Este giro podría señalar el inicio de una nueva era para los exportadores españoles, que ahora deben enfocarse no solo en mantener la calidad de su oferta, sino también en entender y adaptarse a las nuevas corrientes de demanda global.

Este panorama, refleja la necesidad de ajustarse a las fluctuaciones del mercado, junto con una clara orientación hacia la calidad, y sugiere que el vino espumoso español sigue teniendo un futuro prometedor, siempre que sepa navegar por las aguas a menudo turbulentas del comercio internacional.

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