Wine Rider: Enoturismo al sur de la capital II

Colmenar de Oreja Tras la visita en el capítulo anterior a Bodegas Pablo Morate y su museo del vino en Valdelaguna...

David Manso

Viernes 30 de Junio de 2023

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Colmenar de Oreja

Tras la visita en el capítulo anterior a Bodegas Pablo Morate y su museo del vino en Valdelaguna ponemos rumbo a nuestro siguiente destino, Colmenar de Oreja, un pueblo con mucha historia, de larga tradición viticultora, donde el vino se respira en sus calles y plazas de piedra blanca.

La carretera que une ambas poblaciones discurre entre tierras de labranza, olivares y viñedos, los campos en barbecho repletos de amapolas se entremezclan entre los cultivos tiñendo la tierra de un color rojo intenso. Apenas diez minutos separan ambas poblaciones. Colmenar de Oreja, población declarada Bien de Interés Cultural, centra su actividad en su plaza principal, un bonito emplazamiento construido con la piedra extraída de las canteras colindantes. La Iglesia de Santa María la Mayor asoma por encima de los soportales y balcones que presiden los edificios de su plaza. Un pueblo en el que el vino y su cultura están hoy muy presente en sus locales de restauración, tiendas y bodegas, y que antaño lo hacía también en sus casas. En el siglo XVIII se censaron sus bodegas con la nada despreciable cantidad de 150, lugares donde se elaboraba el vino, se guardaba, e incluso era vendido a aquellas familias que no disponían de viñedos para su elaboración. También fue un importante centro tinajero en el XIX, de aquí salían sus famosas tinajas que no sólo atendían la demanda de la propia población, sino que estas eran también exportadas a otras regiones peninsulares.

Este legado, esta historia y su relación cultural con el vino hoy se mantienen en sus bodegas. Visitamos Pedro García una bodega familiar localizada en el casco histórico de Colmenar de Oreja donde tres generaciones avalan tanto su historia como su dedicación a la elaboración de vino. Su andadura cuenta ya con casi un centenar de vendimias (1931). Con Francisco José visitamos sus instalaciones donde nuevamente las tinajas de barro cobran importancia en la elaboración del vino, siendo esta partícipes junto a otros elementos más modernos, los cuales combina para obtener vinos de calidad bajo una filosofía por mantener las elaboraciones tradicionales.

Una sala de catas donde también se hace la crianza del vino en barricas antecede a la joya de la bodega, un espacio que la familia ha recuperado con las cuevas originales típicas de Colmenar excavadas en roca viva. Una cueva visitable que por sus óptimas condiciones de luz, temperatura y humedad la hace ideal para guardan sus vinos, elaborar los espumosos, y además conocer más de su trabajo entre grandes tinajas de barro. Varias son las elaboraciones de Pedro García; blancos, tintos jóvenes, tintos con crianza, espumosos...etc. De ellos catamos Pedro García Selección Especial 2022 un blanco de Sauvignon Blanc y Malvar con una tirada de escasas 3.600 botellas. Rica elaboración, un vino complejo, de gran frescura y buena acidez. Una interesante visita de enoturismo a esta bodega que nos permite conocer el pasado y presente de los vinos de Colmenar de Oreja en un mismo espacio.

Bodegas Pedro García, excavadas en roca

Tras la visita es hora de disfrutar de la gastronomía. Para ello nos acercamos al Restaurante Crescencio, un local con cocina casera y platos tradicionales. La poza, un plato con base de pan, en Colmenar de Oreja la elaboración del pan se realiza de manera tradicional, el cual se rellena con tomate natural, cebolla, escabeche y AOVE. Queso, chicharrones, unas ricas anchoas elaboradas aquí también, gambas al ajillo, el ajo es otro de los productos estrella en la zona, y los desarreglos, un plato con carne de vacuno guisada con tomate y, por supuesto, mucho ajo, y todo ello acompañado por un vino blanco de la bodega, Pedro García Malvar 2022. Rica gastronomía sin florituras.

Tras charlar con Antonio Reguilón sobre esta subzona de Vinos de Madrid y comentar la ruta, decido acercarme a la vecina Chinchón, otro pueblo de larga tradición viticultora. Recordemos que aquí se elabora el famoso Chinchón, un anís con base de aguardiente de vino, y que cuenta también con un importante patrimonio cultural. Chinchón recibe cada fin de semana gran cantidad de visitantes atraídos por este patrimonio y por su gastronomía. Su plaza es un conjunto de interés cultural y al igual que en Colmenar de Oreja es punto de encuentro. Tiempo atrás tuvo importancia en varios hechos históricos como la Guerra de la Independencia, la Guerra de Sucesión o en la contienda que los Reyes Católicos mantuvieron contra Juana "la Beltraneja", pero es el vino aquello en lo que sumergirse en un viaje de enoturismo, y hay una fecha que es imposible obviar. En el año 1845 se crea la "Sociedad de Cosecheros", una agrupación vecinal elaboradores de vino, vinagre y aguardiente de vino, la cual apostó por calidad frente a cantidad, hecho que la llevó a ser reconocida con varios premios a finales del siglo XIX por la Exposición Universal de Paris. Además de ser también proveedores oficiales de la Casa Real.

Villa de Chinchón

Un recorrido por esta población, que además cuenta con la categoría de "villa" y la de "señorío", nos sumerge en sus tradiciones, costumbres y cultura. Varias iglesias y miradores, el parador y un castillo, el de los Condes que a mi visita encuentro cerrado. Un camino que deja a su derecha al propio castillo me lleva al Mirador de los Pinos, un balcón a las vegas que rodean Chichón, un bonito paisaje que el tiempo y la mano del hombre han ido esculpiendo a lo largo de los siglos y que refleja en una foto cómo es esta subzona al sur de la capital, una tierra de viñedos y olivares.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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