Economista predice una inminente recesión severa en Rusia para 2025

La guerra impulsa el consumo de bebidas alcohólicas tanto en Rusia como en Ucrania

Martes 16 de Julio de 2024

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Rusia podría encontrarse a las puertas de una recesión severa en el plazo de un año, según las predicciones del economista de la Universidad de California en Berkeley, Yuriy Gorodnichenko. Las sanciones globales sobre la energía y bienes de consumo, implementadas tras la invasión de Ucrania, están teniendo un impacto significativo en la economía rusa, a pesar de las afirmaciones del presidente Putin de que la situación económica está bajo control.

Gorodnichenko atribuye la caída económica anticipada a dos factores principales: la disminución de los ingresos por la venta de petróleo y gas, y la reducción en la entrada de dólares estadounidenses derivados del comercio de bienes de consumo, incluyendo bebidas alcohólicas. El año pasado, las ventas de petróleo y gas de Moscú cayeron un 24% hasta alcanzar un mínimo de tres años, como resultado de las sanciones impuestas por Occidente. Este desplome en las ventas es similar a lo que ocurrió en la Unión Soviética, cuando perdió acceso a los ingresos del petróleo, lo que llevó a un colapso económico en un plazo de cinco años. Sin embargo, Gorodnichenko señala que la economía rusa moderna es menos autosuficiente que la soviética, por lo que el deterioro podría ser más rápido esta vez.

Además, Rusia se enfrenta a un déficit de 1,59 billones de rublos (18 mil millones de dólares) este año, debido al considerable presupuesto destinado a la guerra. Estos factores, junto con las sanciones continuas sobre el comercio de bienes de consumo diarios, podrían empujar a Rusia a una recesión profunda en 2025.

Intentos de Rusia por "desdolarizar" su comercio y establecer sistemas de pago alternativos con sus aliados están acercando al país a la dificultad económica, ya que sigue importando prácticamente todo, desde automóviles y muebles hasta alimentos, bebidas y otros bienes de consumo.

A pesar de esta situación, el Kremlin sigue adoptando medidas estrictas, como duplicar los impuestos de importación sobre bebidas espirituosas, incluido el whisky escocés del Reino Unido, a partir de agosto. También está considerando imponer un arancel del 200% a las importaciones de vino de los estados miembros de la OTAN.

En el sector de las bebidas, muchas grandes compañías han dejado de comerciar con Rusia en apoyo a Ucrania. Empresas como Pernod Ricard, Heineken, Carlsberg y Bacardi han cesado sus operaciones en el país, aunque el proceso ha sido complicado para algunas, especialmente Bacardi. Sin embargo, no todas las empresas han sido transparentes en su salida del mercado ruso, y algunas han continuado comerciando utilizando a Letonia como intermediario para ocultar sus vínculos.

Mientras la oferta de bebidas alcohólicas en Rusia ha disminuido, la demanda ha aumentado significativamente. La tensión psicológica causada por la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania ha llevado a un incremento en el consumo de alcohol. En 2023, el consumo per cápita de alcohol en Rusia alcanzó un máximo de nueve años, con ocho litros por persona al año, y puede ser incluso mayor. Según Evgeny Andreev, investigador principal del Centro de Investigación Demográfica de la Escuela Económica Rusa, las ventas per cápita de alcohol absoluto están creciendo, indicando un aumento en el consumo como respuesta a las dificultades.

En Ucrania, la demanda de bebidas espirituosas también ha aumentado desde el inicio de la guerra, con un notable incremento en el consumo de ginebra.

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