Las importaciones de vino en Estados Unidos caen por primera vez desde 2018

El mercado vinícola norteamericano busca un nuevo equilibrio post-pandemia

Martes 19 de Marzo de 2024

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La reciente oleada de cambios en el panorama vinícola internacional ha tenido un protagonista destacado: Estados Unidos. Tradicionalmente visto como el motor del comercio internacional de vino, este gigante ha experimentado un viraje significativo en su comportamiento importador durante el 2023. Los datos, analizados meticulosamente por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv), revelan una tendencia que podría recalibrar las expectativas y estrategias de bodegas y productores a nivel mundial.

El año 2023 marcó una disminución notable en las importaciones estadounidenses de vino, no solo en volumen, con una caída del 14,6%, sino también en valor, aunque en menor medida, con un decremento del 8,6%. Este ajuste trae consigo el precio medio por litro más alto registrado en los últimos 15 años, alcanzando los 5,45 USD. Si bien esta subida de precios podría interpretarse como un indicativo de una mayor apreciación o búsqueda de calidad por parte del consumidor estadounidense, la caída en volumen importado sugiere una contracción del mercado que podría tener diversas lecturas.

Esta reducción en las importaciones se produce tras un periodo sostenido de crecimiento, destacando el hecho de que es la primera vez desde 2018 que las compras estadounidenses experimentan un retroceso en términos de volumen. Aunque el valor ya había sufrido un descenso en 2020, influenciado sin duda por la pandemia de COVID-19 y las tensiones comerciales derivadas de los denominados "Aranceles Trump" a los vinos envasados de ciertos países europeos, la situación del 2023 invita a una reflexión más profunda sobre el futuro del mercado vinícola en EE.UU.

Dentro de este escenario de contracción, es interesante observar cómo se han comportado las distintas categorías de vinos. El vino envasado, que continúa liderando las importaciones por volumen y valor, ha visto reducida su demanda en un 11,4% en volumen y un 5% en valor, si bien su precio medio ha escalado un 7,2%, sobrepasando por primera vez la barrera de los 7 USD por litro. Esta tendencia hacia la premiumización, sin embargo, no ha sido suficiente para compensar la caída en las compras totales.

Por otro lado, los graneles y espumosos han perdido cuota de mercado, registrando ambos un descenso del 18% en volumen. Aunque el espumoso mantiene su posición como el segundo tipo de vino más adquirido en términos de valor, su precio medio ha experimentado un incremento del 5,3%, el mayor desde 2015, contrastando con la significativa reducción del precio medio del vino a granel, que ha bajado un 11,8%.

Curiosamente, el bag-in-box, pese a sufrir también un descenso en volumen del 13,5%, ha visto crecer su valor en un 5,7%, impulsado por un aumento del 22,3% en su precio medio. Esta categoría, aunque aún lejos de sus cifras iniciales de introducción en el mercado, muestra una dinámica interesante que podría señalar cambios en los hábitos de consumo o en la percepción del producto.

El panorama general sugiere que, mientras que el vino a granel ha liderado el crecimiento en el mercado estadounidense desde el inicio del siglo, con incrementos anuales medios del 14,8% en volumen y del 12% en valor, el futuro próximo podría presentar retos significativos para todas las categorías. Los productores y exportadores deberán adaptarse a un mercado en constante evolución, donde la calidad, el valor percibido y la capacidad de adaptación a las nuevas tendencias de consumo serán claves para mantener y expandir su presencia.

La situación en Estados Unidos, aunque única, no es un caso aislado. Países como Canadá y México también han experimentado caídas en sus importaciones de vino, lo que sugiere una tendencia más amplia en el continente americano. Este cambio en la dinámica de importación podría ser un reflejo de transformaciones socioeconómicas más amplias, cambios en los patrones de consumo, o incluso la adaptación del mercado a un nuevo equilibrio post-pandémico.

Los principales proveedores de vino en el mercado estadounidense

La diversidad de proveedores que enriquece el mercado de vino en Estados Unidos, con importaciones procedentes de 71 países en 2023, dibuja un mosaico complejo de flujos comerciales y tendencias de consumo. Este panorama global, al enfocarse en los 10 principales países suministradores, revela movimientos estratégicos y adaptaciones a las demandas cambiantes del consumidor estadounidense, así como a los vaivenes económicos y políticos internacionales.

En este intrincado escenario, sólo dos de los diez primeros proveedores, Canadá y Nueva Zelanda, registraron crecimiento en 2023, un hecho que subraya la excepcionalidad de sus posiciones en un año predominantemente marcado por la retracción. Por otro lado, Australia y, en menor medida, Portugal destacaron por ajustar a la baja sus precios, en un intento por mantener o aumentar su competitividad en este mercado. Italia, manteniendo su hegemonía en términos de volumen, experimentó un descenso del 13% hasta los 333,8 millones de litros, marcando su cifra más baja desde 2016. Este dato, lejos de ser un hecho aislado, se inserta en un contexto de reajuste generalizado de las importaciones estadounidenses de vino.

Canadá, con un crecimiento del 6,5% hasta los 225 millones de litros, se posiciona no sólo como un proveedor clave por volumen, sino también como una fuente de vino a granel económico, una categoría previamente dominada por otros países. Sin embargo, este aumento en volumen no se refleja en un incremento proporcional en valor, donde Canadá ocupa el décimo lugar, contribuyendo solo con el 1,1% del gasto total de Estados Unidos en vino, evidenciando así la modestia de su precio medio, situado en meros 31 centavos por litro.

La lista de principales proveedores revela otros movimientos notables: Francia, a pesar de perder cuota, se mantiene como el tercer mayor proveedor por volumen con 166,4 millones de litros. Australia y Nueva Zelanda, por su parte, mostraron una estabilidad casi absoluta en volumen, un logro significativo en un año de contracción general. Chile y Argentina, con descensos pronunciados del 45% y 43% respectivamente en volumen, reflejan los desafíos particulares que enfrentan los vinos americanos en el mercado estadounidense.

La narrativa cambia al analizar el ranking de valor. Francia, a pesar de un descenso en sus exportaciones, repite como líder indiscutible en este ámbito, seguida por Italia, que también vio reducir su valor de exportación a Estados Unidos, aunque manteniendo su posición. Este panorama destaca el dominio europeo en términos de valor, con Francia e Italia combinadas representando el 69% del gasto total de Estados Unidos en vino durante 2023. Nueva Zelanda, con un crecimiento del 2,2% en valor, se consolida como un actor de peso, reflejando su capacidad para captar un segmento de mercado dispuesto a pagar más por sus vinos.

En el espectro de precios medios, Francia sobresale con el precio más elevado, seguida por Italia, Nueva Zelanda y España, esta última mostrando un incremento por encima de la media en su precio medio, lo cual podría indicar una apreciación creciente por parte del consumidor estadounidense hacia los vinos de valor añadido que estos países ofrecen. Contrariamente, Canadá, con el precio medio más bajo, junto a Australia y Chile, ocupan el extremo opuesto de este espectro, evidenciando estrategias de mercado divergentes y la complejidad de satisfacer un mercado tan vasto y variado como el estadounidense.

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