Muere el hombre más viejo del mundo, conocido por su vaso de aguardiente diario

Tradición, trabajo, amor y un poco de aguardiente al día, las claves de la vida de casi 115 años del hombre más longevo del planeta

Martes 09 de Abril de 2024

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Juan Vicente Pérez Mora
Juan Vicente Pérez Mora fue confirmado por Guinness World Records como el hombre vivo de mayor edad.

Cuando uno se topa con la historia de Juan Vicente Pérez, el venezolano que vivió hasta los impresionantes 114 años, a punto de cumplir 115, es imposible no sentir una mezcla de asombro y curiosidad.

Nacido el 27 de mayo de 1909 en El Cobre, Venezuela, este señor no solo fue testigo de los cambios monumentales en su país y el mundo sino que también compartió su "secreto" para una vida larga y, al parecer, bastante feliz: "un vaso de aguardiente todos los días", como él mismo afirmaba.

Para muchos, la idea de asociar el consumo diario de alcohol con una vida prolongada puede resultar contradictoria, especialmente teniendo en cuenta las recomendaciones médicas actuales. Sin embargo, como ocurre en incontables ocasiones, las evidencias empíricas superan a las teorías nutri-científicas, como pone de manifiesto el caso de Juan Vicente, fallecido la pasada semana (2 de abril de 2024) y que ostentaba hasta entonces el título de hombre más longevo del mundo, según Guinness World Records.

La historia de Pérez nos invita a explorar más allá de la superficie, sumergiéndonos en un viaje por la cultura, la tradición y, quizás, el descubrimiento de que la felicidad y la salud pueden encontrarse en los lugares más insospechados.

El aguardiente, bebida que en Venezuela abarca una amplia gama de destilados, desde el agave hasta la caña de azúcar, parece ser más que un mero acompañante en la mesa. Para Pérez, y posiblemente para otros que han encontrado en este elixir un lugar en su rutina diaria, el aguardiente representa una conexión con la tierra, con las tradiciones y, en cierto modo, con una forma de vida que valora la moderación, el trabajo y la espiritualidad.

Pérez comenzó a trabajar como agricultor a la temprana edad de cinco años, en un mundo que poco se parece al que conocemos hoy. A través de su vida, vio el nacimiento de la industria petrolera venezolana, la dictadura militar que siguió al golpe de estado de 1948, y la llegada al poder de Hugo Chávez a finales de los noventa. Sobrevivió a innumerables cambios tecnológicos y sociales, manteniéndose firme en sus convicciones y hábitos de vida.

Su consejo de "trabajar duro, descansar en días festivos, acostarse temprano, beber un vaso de aguardiente todos los días y amar con el corazón" resuena como un eco de una era donde la vida era sin duda más dura, pero quizás también más simple.

La relación de Pérez con el aguardiente, especialmente considerando su temprano comienzo en el cultivo de la caña de azúcar, habla de una conexión profunda con su entorno y sus orígenes. No sabemos con certeza qué tipo de aguardiente prefería, pero es tentador imaginar que elegía aquellos destilados de la caña que él mismo pudo haber ayudado a cultivar.

Esta historia, rica en detalles y anécdotas, nos invita a reflexionar sobre los ingredientes de una vida larga y satisfactoria. Mientras que la ciencia médica puede advertirnos contra el consumo diario de alcohol, las narrativas como la de Pérez nos recuerdan que la salud y la felicidad a menudo se encuentran en un equilibrio delicado entre lo que hacemos, lo que consumimos y lo que creemos.

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