Rosado, mucho más que un color

¿Crees que sabes todo sobre el vino rosado?

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Existen varios mitos alrededor del vino rosado que generan confusión entre los consumidores. Es importante desmentir estas creencias para entender mejor las características y la elaboración de este tipo de vino.

Uno de los mitos más extendidos es que el vino rosado se produce mezclando vino blanco y tinto. Este proceso no es correcto para elaborar rosado. La mezcla de vinos se permite en el caso del champagne, pero no es una práctica común en la elaboración de vinos rosados, que se obtienen mediante una maceración breve de uvas tintas.

Otro mito es que el rosado se elabora a partir de uvas rosadas. En realidad, la mayoría de los vinos rosados se producen con uvas tintas que pasan por una maceración ligera. Este proceso requiere de uvas de alta calidad y una higiene extrema para obtener un buen vino rosado.

Existe la creencia de que el vino rosado está pensado para quienes no les gusta el vino. Esta afirmación es falsa. Un buen rosado puede ofrecer una experiencia muy placentera, especialmente en las cálidas noches de verano. Cada vino tiene su momento y un verdadero amante del vino sabe apreciarlo.

Contrario a la opinión de algunos, el rosado no es el vino menos valorado. En Francia, por ejemplo, se consume más rosado que blanco. El vino rosado ha ganado popularidad y su demanda sigue creciendo. Ofrece matices, aromas y sabores únicos que no se encuentran en los vinos blancos o tintos, y su versatilidad en los maridajes es destacable.

Un error común es pensar que la calidad del rosado viene determinada por su color. Este prejuicio no tiene fundamento. De hecho, los vinos rosados más apreciados suelen tener un tono asalmonado. La calidad del vino depende de muchos factores y no exclusivamente del color.

Es falso que no existan grandes vinos rosados. Actualmente, hay vinos rosados de alta calidad, como los de la Provenza, así como champagnes rosados excepcionales como el Louis Roederer Cristal Rosé. En España, por ejemplo, despuntan los vinos de la DO Navarra, de una gran calidad.

La idea de que el rosado es un vino sin personalidad es completamente errónea. El rosado es versátil y adecuado para diversas ocasiones, desde una noche de verano hasta una copa entre amigos o una reunión después de cenar. Su capacidad de adaptarse a distintas situaciones lo hace especial.

Decir que el rosado no es un vino para comer también es incorrecto. El rosado marida bien con una variedad de platos como ensaladas, pastas ligeras, paellas, mariscos y pescados a la brasa. Su frescura y propiedades lo convierten en un acompañante ideal para diversas comidas.

Otro mito es que rosado y clarete son lo mismo. Aunque ambos son vinos rosados, se elaboran de manera diferente. Los rosados se hacen con uvas tintas, mientras que el clarete se produce mezclando uvas tintas y blancas en diferentes proporciones.

Finalmente, el rosado no está pasado de moda. Al contrario, se ha convertido en una de las tendencias más fuertes en el mercado del vino en la última década, especialmente en lugares chic como Ibiza, la Costa Azul francesa, los Hamptons en Nueva York y Miami. Estos mitos muestran la necesidad de educar a los consumidores sobre las verdaderas cualidades del vino rosado y su proceso de elaboración.

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