Estudio confirma que los patrones de consumo de alcohol en Europa siguen líneas históricas y culturales

El consumo de espirituosos se relaciona con mayores tasas de mortalidad por alcohol en Europa, mientras que los países mediterráneos, con mayor consumo de vino, ostentan mayor longevidad y menos enfermedades

Martes 25 de Junio de 2024

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Un reciente estudio publicado en la revista científica Addiction confirma que los hábitos de consumo de alcohol en Europa siguen patrones históricos. Las conclusiones del estudio destacan que los países mediterráneos continúan siendo los principales consumidores de vino, mientras que los europeos del norte y centro prefieren la cerveza.

El estudio revela que los países donde se consume más espirituosos, como Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania, Bulgaria y Chipre, presentan las tasas más altas de muertes y daños para la salud atribuibles al alcohol. En contraste, aquellos que consumen niveles bajos de espirituosos y moderados de vino, como Francia, Italia, Grecia, Portugal y Suecia, muestran las menores tasas de muertes asociadas al alcohol.

En cuanto al consumo de cerveza, se observan altos niveles en Croacia, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia. Por otro lado, los países con mayores niveles de abstinencia a lo largo de la vida son Ucrania, Bulgaria y Chipre, que también tienen la menor prevalencia de bebedores, aunque aquellos que consumen alcohol tienden a beber espirituosos con frecuencia y en grandes cantidades.

El estudio también señala que los países con mayor prevalencia de consumo actual y episodios de consumo excesivo de alcohol incluyen a Finlandia, Islandia, Irlanda, Luxemburgo y Malta. Mirando hacia atrás casi 20 años, los mismos agrupamientos generales se han mantenido desde 2000 hasta 2019, con dos tercios de los países permaneciendo en el mismo grupo en todas las mediciones.

El coautor del estudio, el Dr. Jürgen Rehm, comentó que "los patrones de consumo de Europa parecen estar profundamente arraigados en la cultura y, por lo tanto, son difíciles de cambiar". El informe concluye que "los patrones de consumo en Europa parecen estar agrupados según el nivel de consumo específico de bebidas, con los bebedores episódicos intensos, los bebedores actuales y los abstemios de por vida como factores distintivos entre los grupos".

El estudio también destaca la estabilidad de estos patrones a lo largo del tiempo, aunque algunos países han cambiado de patrón entre 2000 y 2019. En general, los patrones de consumo en la Unión Europea parecen ser estables y en parte determinados por la proximidad geográfica.

En cuanto a la dieta mediterránea, estos hallazgos reafirman la importancia del vino en dicho patrón alimentario, conocido por su relación con una alta esperanza de vida en los países del sur del Mediterráneo. Anteriormente, los científicos han señalado que la dieta mediterránea pierde hasta un 23.5% de su efecto protector si se elimina el vino. Tradicionalmente, además del impacto protector del consumo de vino tinto, la dieta incluye pescado, aceite de oliva y un enfoque en ingredientes frescos en lugar de productos procesados.

Se cree que los compuestos encontrados en la piel de las uvas, los polifenoles, que también se encuentran en frutas, verduras y otras hierbas y especias, actúan como antioxidantes, previniendo enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer.

En enero, se anunció un nuevo estudio titulado "¿Debemos eliminar el vino de la dieta mediterránea?", el cual servirá como punto de partida para un estudio de cuatro años financiado por el Consejo Europeo de Investigación, que involucrará a 10,000 españoles de entre 50 y 75 años. Este estudio evaluará el impacto del consumo moderado de vino en enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes.

Además de la dieta mediterránea, existe el "Paradoja Francesa", revelada en este último estudio y destacada inicialmente en un famoso programa de televisión de 60 minutos por el científico Serge Renaud. Renaud inició gran parte del trabajo sobre los beneficios saludables del consumo de vino tinto y su capacidad para ayudar a prevenir diversas enfermedades cardíacas, algo que atribuyó a su crianza en Burdeos.

Renaud comentó sobre su trabajo: "Si no hubiera vivido con mis abuelos y bisabuelos en un viñedo cerca de Burdeos, quizás esta idea no se me habría ocurrido. Cuando ves a personas llegar a los 80 o 90 años, que han estado bebiendo pequeñas cantidades de vino todos los días, no crees que el vino en bajas dosis sea perjudicial".

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